Etiquetado: presión hacia la conformidad

El efecto Twitter

Mucha gente considera Twitter como un sitio poco serio y, por tanto, decide no tener una cuenta en Twitter. Grave error:

Muchos individuos y publicaciones muy conocidos tienen sus cuentas y publican regularmente contenidos. Es cierto que 140 caracteres no dan para mucho pero la cosa se pone más interesante si se considera que, dentro de esos 140 caracteres, puede haber vínculos a artículos recién publicados por ellos mismos.

Seguir a mucha gente es enloquecedor porque, a menos que se viva con la nariz pegada a la pantalla, se perderá información pero nuevamente hay una solución: Elíjanse los temas más interesantes y prepárense listas especializadas en esos temas. Una revisión diaria o semanal, según el nivel de actividad, será suficiente y, si se escogen los miembros de las listas con cuidado, se puede mantener uno actualizado sobre cualquier tema imaginable. Ni que decir tiene que se pueden añadir o quitar miembros de las listas.

En resumen, hay buenas razones para recomendar a alguien que tenga una cuenta en Twitter: Es un recurso valioso para mantenerse informado casi sobre cualquier tema. Ahora viene la parte más difícil: ¿Cómo debe ser la interacción en Twitter?

Mucha gente simplemente se mantiene en silencio. Siguen las fuentes que consideran interesantes y se acabó. Es una buena opción si no hay intención de compartir contenido propio. Puede encontrarse gente que utiliza sus propios nombres mientras otros prefieren no estar identificados, especialmente si tienen intención de participar activamente en discusiones sobre temas que puedan ser controvertidos y ahí precisamente aparece el lado oscuro de Twitter, un lado oscuro muy difícil de separar de la parte positiva.

Twitter es muy rapido. Por ello, medios tradicionales como la radio o la televisión lo utilizan como forma de mantener el contacto con sus seguidores y es frecuente ver una línea en televisión con un flujo de mensajes en Twitter. Esto les da a los programas sensación de actualidad y, al mismo tiempo, le da relevancia a Twitter, tanto en sus aspectos positivos como en los negativos.

Una vez que Twitter aparece como algo relevante, mucha gente empieza a utilizar la red para sus propios objetivos. Por ejemplo, se utilizan cuentas falsas con bots diseñados para convertir cualquier tema de su elección en trending topic en cuestión de minutos. Cuando se actúa así, por supuesto, la información sobre la relevancia real de un tema está falseada porque hay gente dedicada activamente a esa falsificación y, por añadidura, no se necesita ser un gran experto en redes sociales para ello.

Ésta es una parte negativa pero hay algo aún peor: La interacción entre miembros de Twitter es muy animada. Es fácil identificar grupos -incluso hay aplicaciones que permiten hacerlo automáticamente- y hay una fuerte presión hacia la conformidad dentro de esos grupos. Sus miembros, buscando el aplauso de sus compañeros de grupo, presentan visiones cada vez más extremas sobre cualquier tema controvertido y las discusiones resultantes aparecen en los medios más tradicionales como tendencias confundiendo la caricatura Twitter con la imagen real de una sociedad, imagen que a su vez se ve afectada por la difusión de la caricatura como realidad.

Hay muchos ejemplos actuales pero el caso español y su situación política es paradigmático. Tenemos de todo: Bots convirtiendo cualquier cosa en trending topic y gente que va derivando hacia visiones cada vez más extremas en sus posiciones políticas, especialmente si se trata de cuentas no identificadas o se trata de líderes de opinión que no quieren decepcionar a su auditorio. Por añadidura, esto no es un efecto específicamente español sino que, si se sigue la campaña americana, se encuentran exactamente los mismos fenómenos: La velocidad de la interacción y la brevedad de los mensajes, sin mucho espacio para matices, pueden ser los factores determinantes de ese comportamiento.

En suma, Twitter es una herramienta valiosa para mantenerse actualizados sobre cualquier tema pero, al mismo tiempo, tiene facetas muy negativas cuya influencia trasciende Twitter. Estar dentro es positivo pero mantenerse activo es algo para pensárselo dos veces. Aceptar las tendencias que marca Twitter como reales es algo que debe evitarse y no sólo porque probablemente sean falsas sino porque, dándoles carta de naturaleza, se puede contribuir a que se conviertan en reales aunque originalmente no lo fueran. Quizás todos tenemos una tarea de evitar que eso ocurra porque, debido a la presión hacia la conformidad, suele ocurrir que la posición ganadora se le llevan precisamente las más impresentables tendencias y comentarios…sin distinción de adscripción ideológica o de cualquier otro tipo.